Y todo eso en una jornada marcada en rojo en el calendario en la quién más quién menos podía pensar que existía la posibilidad de recortar algún punto, pero nada más lejos de la realidad, la mejor manera que encontró el Barça de poner presión al líder fue empatar en el campo del peor Athletic desde que los vascos rinden culto a San Mamés, que ya es decir.
Y para acabar de rematar el cambio de Bojan por Gudjonhsen, cuando lo que se necesitaba era gol.
El equipo parece ser el fiel reflejo de su entrenador en el banquillo, apático, sin sangre, sin ambición, resignado. Si no es capaz de cambiar esta dinámica en el grupo, ya ni hablo de títulos, debe marcharse en Junio, si o si. Gracias por todo y que vuelva cuando quiera (de visita) pero su ciclo está tocando a su fin.
Mucha gente cree que Rijkaard podría ser el Fergusson del Barça, pero señores, ni Barcelona es Manchester, ni la filosofía inglesa es la española, aquí nadie está dispuesto a pasarse tres o cuatro años en blanco sin que rueden cabezas...O SI?