miércoles, 13 de febrero de 2008

PUES IGUAL NO ESTAMOS TAN MAL


Dicen que hay recordar la historia para no repetir los errores cometidos antaño. Pues bien, hoy hace cinco años que l'amic Joan presentaba la dimisión a la presidencia del Futbol Club Barcelona.
No pudo cumplir más que la mitad de su mandato y, el 13 de Febrero de 2003 dimitió de su cargo en medio de una gran crisis institucional, económica, social y deportiva. Tras su dimisión, no convocó elecciones, sino que renunció al cargo en favor de su vicepresidente Enric Reyna.

Joan Gaspart dejó el club como un solar y en el momento de su marcha, tras 21 partidos jugados, el equipo ocupaba la 15ª posición en la Liga con 24 puntos, a 20 puntos del líder que en aquel momento era la Real Sociedad, a 12 de la zona Champions (la cuál ya no alcanzó) y lo más triste del asunto, a 2 del descenso y con un derby por jugar que hubiera podido mandar al Barça a las catacumbas ya que el Español era el equipo que marcaba el límite de la zona de descenso, por suerte el Barça ganaría ese partido 0-2, pudiendo sacar un poco la cabeza.
Sus "exitos" en las dos ligas en las que presidió al Barça se limitan a dos 4os puestos, chilena de Rivaldo incluida, sin opción alguna al titulo en ambas.

Pero la remora más grande que dejó l'amic Joan fue la plantilla que heredaría la siguiente junta, con jugadores mediocres fichados a precios de mega cracks o jugadores en la cuesta abajo de su carrera, para que hagais memoria como muestra un botón:
Porteros: Bonano, Enke.
Defensa: Sorin, Frank de Boer, Patrick Andersson, Christanval
Centro del campo: Gabri, Rochemback, Gerard, Mendieta
Delanteros: Dani, Geovanni, Overmars, Saviola, Kluivert

Atras quedan aquellas escenas dantescas, de l'amic Joan en el palco pidiendo a sus directivos que le dejaran solo, mientras el socio lo enrunaba en pañuelos blancos o esas imagenes subiendo y bajando las escaleras del mismo palco como si de Grouxo Marx se tratara.

Por todo esto cuando llegan epocas como la actual quizas conviene no perder el norte y afrontar las situaciones con cabeza (que no es lo mismo que con calma y desidia) y pensar que ahora mismo tampoco no estamos tan mal si sabemos atajar aquellos problemas que hay que atajar.

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